domingo, 18 de abril de 2010

Amarilla más amarilla no siempre es roja

Bien dicen que en el fútbol el error es parte del juego. Ahora bien, si el error lo comete un jugador al fallar un penal o errár una definición en el área, el error es enmendable, en algunos casos. En el caso del arbitraje, sus fallos muchas veces pueden definir un encuentro. Además el error cometido puede ser decisivo e influenciar directamente en el resultado. Pero el error aquí no radica en el resultado o en un fuera de juego.  La situación anecdótica ocurrió en el Mundial Alemania 2006.








En el decisivo partido del grupo E entre
Croacia y Australia. En el cual, el que ganaba clasificaba. El Gottlieb-Daimler-Stadion presenció un error más que jocoso, imperdonable. El arbitro inglés, Graham Poll, cometió la peor omisión que puede cometer un árbitro: olvidarse de expulsar a un jugador después de sacarle la segunda amarilla. 




En el minuto 89 le saca la segunda amarilla al central Josip Simunic. Sin darse cuenta que debía expulsar al defensor, este siguió en el terreno. Así en el minuto 93 le sacó la tercera amarilla por reclamar. Vendría posteriormente la expulsión de Simunic. Quedaria como anécdota el empate a 2 goles que certificaría a Australia su pase a octavos de final. En un hecho irrisorio al arbitro se le olvido la simple ecuación aritmética del fútbol: amarilla más amarilla siempre es roja.





















Australia  (2-2) Croacia   (Srna, Niko Kovac para Croacia. Moore y Kewell para Australia)

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